Queridos mamá y papá:
Les escribo esta carta para saludarlos y decirles un par de cositas que quisiera que sepan sobre mí.
Sé que esperan con ansias mi llegada y que ya decidieron e imaginaron muchas cosas por y para mi futuro: desde buscarme un nombre hasta el estilo de ropita que irá con mi personalidad. Sin embargo, hay cosas que quizás consideren “de poca importancia”… Cosas que, por tradición cultural o costumbre, tal vez no se hayan cuestionado aún.
Como podrán imaginarse, todavía falta mucho para que pueda desear tener aritos en mis orejitas (o en cualquier otro lado), y me gustaría saber que van a esperar el momento en que yo misma pueda decidir sobre mi cuerpo, y que —por supuesto— también me den la opción de desearlo o no.
También quisiera informarles sobre algunos mitos y realidades…
¿Les habrán dicho alguna vez que, cuando somos chiquitos, no nos duele?
Pues queridos papis, eso es un gran mito. Sí duele. En algunos puede haber ausencia de reacciones, lo cual no indica que no experimentemos dolor; simplemente, nuestro sistema nervioso está muy joven aún, y no sabemos muy bien cómo reaccionar ante el dolor.
¿También habrán escuchado que no pasa nada, que es un procedimiento inocuo y sin ningún riesgo para mi salud…?
Pues lamento informarles que eso también es un mito.
Mi sistema inmunológico no está desarrollado hasta cumplir los primeros seis meses de vida. Prácticamente todas mis defensas las obtendré a través de la leche materna, y las vacunas comienzan a defenderme recién a partir de la segunda o tercera dosis.
Como podrán imaginarse, todo esto me hace más propensa a cicatrizar tardíamente y a contraer infecciones durante ese largo lapso.
Otros de los riesgos asociados a esta práctica son posibles desgarros por enganches con mi ropita, algún peluche o juguete, y también existirán roces con mis manitos movedizas, lo cual resulta molesto y puede desencadenar nuevamente en un riesgo de infección, queloide o simplemente en la desviación de la misma.
También quisiera que sepan que las perforaciones a bebés con "abridores" son, en realidad, producto de un desgarro realizado a presión por el mismo aro, el cual no cuenta con el filo correspondiente para tal fin. El resultado es un exceso de tejido dañado, con una consecuente mayor sensación de dolor y una cicatrización más lenta.
Entiendo que quieren lo mejor para mí, y que quizás mucho de lo que les estoy diciendo no lo sabían. Pues ahora sí lo saben, y pueden consultarlo también con un médico.
Tampoco quisiera que se preocupen por lo que dirá el común de la gente. Tendremos toda una vida por delante para descubrir lo que nos gusta, sin fiarnos de estereotipos.
Soy una nena, y tal vez pronto quiera vestirme de rosa y que me compren un pony...
Como quizás también me guste vestirme de azul o de negro, o jugar con autitos.
Eso solo el tiempo lo dirá, ¡y espero que sea toda una aventura!
Queridísimos papis, los quiero.
Ya imagino ese perfecto momento en el que seré recibida entre sus brazos amorosos, sintiendo por primera vez la calidez de su protección…
Me despido amorosamente, y hasta pronto.
Su amada hijita.
Redactado por Verónica Fernández, perforadora corporal de Lugano Tattoo.
Gracias por compartir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario